sábado, noviembre 28, 2009

Pediatría

Bueno, todo lo que empieza debe terminar...no es así la frase?, y se acerca el fin del Internado de Pediatría, un internado que ha sido no sé como definirlo, algo cansador,agotador y exigente, pero lindo y satisfactorio, igual de repente uno siente que se cargan con uno porque es Interno, y nos dejan el papeleo, o tener que recuperar en turnos los días que uno ha estado enfermo, en fin son muchas cosas...
Pero lo que llama la atención en mi, es el acercamiento al niñ@ sanito o enfermo, recién nacido, lactante, preescolar,escolar o adolescente, todos distintos, algunos más simpáticos, otros de lleno odiosos (cómo sus madres), en fin un sin fin de personalidades.
Y escribo estas notas para recordar a los que no están con nosotros, los niñitos que han fallecido, y que han estado en parte en mi corazón, fui su médico o estuve ligado con ellos aunque sea un rato.
Aunque en mi mente, piense que la pediatría no es para mi, por las razones de arriba explicadas, no sé mi corazón dice que tal vez sea una linda vocación y que deba "dejarme" llevar por esa disciplina, a veces muy estresante, pero cuando uno ve un pacientito sano, o mejor de lo que estaba, y la madre te lo agradece, te hace sentir más que reconfortado, tal vez un poco más vivo cada día.
Bueno,aún queda un año para conocer otros lados de la medicina, pero indudablemente los niños que he visto, se me han quedado en mi mente,alma y corazón...esperemos que logren ser adultos, fuertes y nobles para ayudar a que este mundo sea un lugar más abierto a los buenos pensamientos y a las acciones.
Bueno, y obviamente delante de los ojos de un niño, esta la Divinidad...eso no me lo puedo sacar de la cabeza, cada vez que atiendo a un paciente, y siempre pido consejo y sabiduría (en silencio) antes de cada turno,para actuar de la mejor forma, y con la mente bien iluminada, escondiendo en parte el corazón pero no mucho...para dejarlo salir en las ocasiones oportunas....